Hay dos tipo de revoluciones: las que cambian el mundo de manera profunda y las que parecen sonar mucho y se apagan para siempre. La que nos ocupa –y de la que Florian Schneider es culpableKrafwerk, sin duda es de las primeras; de esas revoluciones que perduran y mantienen el color, de las que no desgastan el brillo y reflejan luz como el primer día.

Florian Schneider es culpable de Kraftwerk, esos creadores germanos de una música atemporal, que nació en los setenta a las orillas del Rin, en Düsseldorf, completamente ajena a los sonidos que imperaban. Culpable de ese viaje interestelar, seguramente ideado por algún imaginativo robot, motivado por impulsos eléctricos.

Florian Schneider es culpable del futuro, arquitecto de paisajes sonoros, que acercó los sintetizadores y electrónica a muchos que no la conocían o no la comprendían. Culpable de una energía positiva que sigue surcando el cosmos y la vida de forma trepidante.

Florian Schneider es culpable de esa música popular contemporánea, la que va del techno a los nuevos ritmos urbanos. Hay que dejar claro que reencontrarse con el incorrupto pasado de Kraftwerk, siempre nos ayudará a comprender y mejorar el futuro sonoro. Y la vida.

Gracias. Descansa en paz, Florian.

Por Juan Antonio Lorente, Yoikol