Sol, buena temperatura e Hivern Discs a los mandos, nada podía salir mal. 

Después de toda una semana mirando al “señor” del tiempo, por fin se presentó tan ansiado domingo, y lo hizo acompañado de sol —con el que un servidor tuvo algún que otro problema— y buenas temperaturas. Hablamos de un ansiado domingo porque el 18 de septiembre llevaba marcado algún tiempo en muchos calendarios, se trataba del día en el que Brunch-In The Park desembarcaba en la capital de España, y lo hacía con plantel de auténtico lujo, la plana mayor de Hivern Discs.

El lugar elegido para la puesta de largo fue el auditorio que se encuentra en el Parque Tierno Galván, sí, ese parque al que todos nos han llevado alguna vez de pequeños para visitar El Planetario, a tiro de piedra de muchos puntos de Madrid y con una parada de Metro literalmente en la puerta. Nosotros, por eso de desplazarnos desde lejos, optamos por acercanos en coche aún sabiendo los problemas de aparcamiento que podríamos encontrarnos, cosa que al llegar a primera hora no sucedió.

14322373_553179238219176_8417811459939655497_nUna vez bien estacionados, nos dispusimos a recorrer los escasos 200 metros que separaban el parking del recinto, mediodía de un domingo, familias en el parque, perros detrás de sus pelotas, y de fondo, un tímido beat nos iba marcando el ritmo de los pasos hasta llegar a los accesos, bien delimitados e indicados, con un riguroso control de seguridad, cuasi digno de acceder al embarque en cualquier aeropuerto. Una vez superado con éxito el trámite nos encontramos con una bifurcación del camino, a la izquierda la zona familiar “Petit Brunch” —con diversas atracciones y talleres dedicados a los más pequeños— y a la derecha la zona adulta.

Optamos por elegir el camino diestro, que nos lleva a entrar a la zona media del auditorio, un imponente recinto dividido en diferentes pisos con césped entre las alturas, llama la antención la falta de sombras, apenas unas pocas sombrillas y la compañia, de la también escasa, vegetación de altura, situación que se convirtió en hándicap para las horas centrales del día, es algo que en un futuro seguramente se pueda mejorar, incluyendo algún tipo de toldos o similar. En el pasillo semicircular que nos dío entrada es donde nos encontramos, los diversos stands de marcas con sus productos, los foodtracks —4, se quedaron en pocos debido a la gran afluencia de público—, las barras —2, también escasas a medida que se iba acercando la hora punta del evento, pero con un buen servicio constante- y los puestos del ¿temido? cashless —sin problema para recargar, pero cola larga para la devolución, espero que valga la tarjeta para las futuras citas, ya que nos fuimos con ella por evitar estar esperando—.

14370223_553152828221817_7927946909484895777_n

Después de asentarnos sobre el terreno y degustar unas croquetas y algo de comida vegetariana, estabamos listos para disfrutar de lo verdaderamente importante, la música, a los mandos estaba el bueno de Marc Piñol abduciendo al personal con una selección musical muy pausada y especial para ir abriendo boca, sonidos que los que más disfrutaron fueron las decenas de niños que en ese momento ocupaban casi por completo el verde artificial de lo que mas tarde se convertiría en pista de baile. Destacar el bajo volumen de las primeras horas, que sinceramente nos hizo temer lo peor durante algún tiempo y sobre todo no poder disfrutar como nos hubiera gustado de ese set 4 horas que se marco el bueno de Marc.

JMII —que tiene nuvo trabajo en Hivern, y que lleva por nombre Thrills— recogió el testigo que le dió el capo Marc a eso de las 16:00 para ponerse a tocar en directo, un live con buen desarrollo, hipnótico con su característico sonido vintage y esta vez sí, con algo más de sonido lo que fue animando a pisar la pista a los clubbers que ya abarrotaban las zonas de sombra y empezaban a poner a prueba las existencias de cerveza y sangría.

El siguiente turno fue para el alemán Barnt, que cual flautista de Hamelin, empezó a reclutar al completo a los fieles hacía esos altavoces que escupían, ya a un volumen digno en la pista, su sonido, muy percusivo y adornado con un trato excepcional de la melodía, dos horas y media de set que fueron un buen anticipo para lo que venía.

A las 19:30h, con una pista de baile ya completamente a rebosar —y nos atreveriamos a decir que prácicamente todo el recinto— el bueno de John Talabot se disponía a poner el broche de oro a un día cargado de ambiente festivo, reencuentros varios y a lo mejor demasiado vino. El momento acompañaba, con puesta de sol incluida, algo que pareciese estudiado para realizar el set de unos desarrollos muy largos y mental, ultra percusivo y étnico por momentos que regalaba perlas que el respetable recibía con alegría,  sobre todo hacia el tramo final, el cierre, regado con varios clásicos básicos de esto de la electrónica.

Esta es nuestra primera experiencia en Brunch-In The Park Madrid, esperamos poder asistir a alguna más de las 3 que quedan y contar al detalle lo que nuestros ojos vean y nuestros oidos escuchen, aquí os dejamos con las siguientes propuestas:

14115031_545954225608344_3122378346923444327_o

14188274_545954252275008_3716518005933901158_o

14125037_545954268941673_789701554816810854_o

TICKETS: http://ticketsmad.brunch-in.com/